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LA PAZ
La PAZ no es solo la ausencia de la guerra.
Mientras haya personas que pasan hambre y carecen de libertad, de asistencia médica y de justicia social, no puede decirse que disfrutemos de una paz completa.
La PAZ es más bien una consecuencia del amor al prójimo de los Evangelios, que engloba la justicia, el perdón, la tolerancia, en definitiva una serie de sabias virtudes apostólicas expresadas ampliamente en las Sagradas Escrituras.
A lo largo de la historia contemplamos que nunca ha habido Paz en nuestro mundo. Desde el fratricidio de Caín, la sociedad ha vivido continuamente la injusticia social de las guerras promovidas por los más poderosos y que aún continuamos padeciendo.
Pero la Paz no es una quimera, no es un ensueño poético, es una actitud personal que tiene nombre y apellidos, tú y yo, estamos obligados a ser apóstoles del amor al prójimo y consecuentemente de esa paz tan deseada por todos y a la que contribuyen tan pocos.
No todos tenemos el mismo criterio sobre ciertas cuestiones morales de nuestro tiempo y, ello condiciona el que seamos más o menos fieles al mensaje que la fe nos compromete y a que el concepto de paz esté manipulado tan frecuentemente.
El aborto, el matrimonio, la familia y muchas más cuestiones morales, se encuentran tan deterioradas, que hay un desconcierto generalizado de cómo han de considerarse para que encajen en nuestra fe.
Incluso se pone en evidencia la interpretación que su Santidad manifiesta frecuentemente sobre estos problemas, mediante mensajes universales claros y rotundos a los fieles.
Olvidamos el compromiso que tenemos de formar nuestra conciencia de cristianos conforme a la recta conciencia de la Santa Iglesia, depositaria de los principios de nuestra fe.
No podemos querer una Iglesia al gusto de cada uno, tiene que ser una Iglesia según el mensaje evangélico, asistida por el Espíritu Santo y que nos orienta a construir una paz auténtica. Que no marche influenciada por la moda de una sociedad que sigue otros rumbos morales y, otros fines en los que el "amor" tiene otro significado tan distinto.
De la Pastoral Gaudium et spes :..."Es propio de todo el Pueblo de Dios, pero principalmente de los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina, a fin de que la Verdad revelada pueda ser mejor percibida, mejor entendida y expresada en forma más adecuada..."
" Esa Paz que da Jesús, este mundo no la da..."
Alfonso D. Felgueres
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