LA RESPUESTA AL CORONAVIRUS: ALGO FALLÓ

02/04/2020
Gabino Santos Briz

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Era el 4 de marzo cuando el Ministerio de Trabajo y Economía Social publicaba: "El Ministerio de Trabajo y Economía Social ha elaborado una guía para empresas y centros de trabajo con medidas ya existentes en nuestro ordenamiento laboral, de carácter preventivo y de seguridad, relativas al coronavirus y a su posible incidencia".

Dicha guía parte de unas premisas del Ministerio de Sanidad, una de las cuales es que "Las medidas de aislamiento, en los casos investigados, constituyen la primera barrera de protección tanto [de] la persona trabajadora afectada como de las restantes susceptibles de contacto con la paciente". En función de ello, planteaba ya la hipótesis de cierre de las empresas, la posibilidad de que las empresas se acogieran a expedientes de regulación de empleo "si la empresa se viese en la necesidad de suspender su actividad de manera total o parcial, ya sea por decisión de las Autoridades Sanitarias o bien de manera indirecta por los efectos del coronavirus en el desempeño normal su actividad", que serían considerados de "fuerza mayor" si se declarara una "emergencia de protección civil".

Como vemos, es lo que ha ocurrido estas últimas semanas y ya estaba previsto por el Ministerio de Trabajo el 4 de marzo, demostrando un gran conocimiento de lo que se venía encima en un momento en que lo que se transmitía a la sociedad española era que iba a ser poco más que una gripe. Entonces, sin embargo, ante la alarma suscitada en las empresas, la ministra Yolanda Díaz fue desautorizada por el Gobierno al día siguiente en un comunicado que dejó claro que "Todo el Gobierno sigue las indicaciones concretas del Ministerio de Sanidad". La ministra mandó entonces un mensaje de tranquilidad y aclaró que la Guía se debía a que "el Gobierno tiene que prever todas las situaciones" y que esperaba "que no tenga que llegar a aplicarse".

El tiempo ha dado la razón en sus previsiones a Yolanda Díaz y ha puesto en evidencia al Ministerio de Sanidad. Este haciendo lo mismo ("prever todas las situaciones"), debería, ya entonces, haber adoptado alguna medida de prevención, cosa que no hizo hasta el día 9, y, en todo caso, por lo que pudiera suceder, debería haber hecho acopio de mascarillas, respiradores, tests... en un momento en que su demanda no se había aún disparado a nivel internacional.

No sé si lo que influyó en la demora en la toma de decisiones por parte del Ministerio de Sanidad y del Gobierno en su conjunto fue permitir la celebración de las manifestaciones del 8M, como desde la oposición se ha dicho, pero, fuera ese el motivo o no, lo que está claro es que el Gobierno contaba con datos que le deberían haber llevado a actuar, como hizo el Ministerio de Trabajo, antes. De su tardanza y de su falta de previsión de medidas de protección se han derivado consecuencias muy graves (la pérdida de muchas vidas humanas) por las que el Gobierno debe responder, como corresponde en un régimen democrático.


Enlaces relacionados:

- Guía del Ministerio de Trabajo (4/3/2020) (pdf).