EN DOS PALABRAS



LA RED CÁNTABRA incluye en esta sección pequeños comentarios de actualidad, que pueden referirse tanto a cuestiones internacionales como nacionales, aunque predominarán probablemente los referidos a Cantabria. Se incluirán comentarios cada pocos días. Salvo que se indique otra cosa, el autor de los mismos es Gabino Santos. El lector puede dar su opinión en los Foros.

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¡DIMISIÓN YA!

(05-08-2005)

Hoy se han conocido los graves incidentes ocurridos en el pleno del Ayuntamiento de Camaleño celebrado el pasado día 27 de julio. En esa sesión, la diputada regional del PP y concejala del municipio, María Luz Lerín, inquirió al alcalde, Juan Manuel Guerra -del Partido Regionalista-, acerca de las «elevadas facturas de abogados aprobadas por el equipo de gobierno» municipal, facturas que ¡oh sorpresa! corresponden al bufete en el que trabajan la hija y el yerno del alcalde. La reacción de éste no fue lo que se dice ejemplar. Tras descalificar a la concejala llamándola «hija de puta», la amenaza diciendo que «de la cárcel se sale, pero del hoyo no, asquerosa diputada» y remata la faena con el comentario de que «no le extraña que en una ocasión un concejal comentase lo tranquilo que quedó el pueblo de Pembes cuando su padre y su hermano se ahogaron en el río, que razón tenía si en vez de ellos hubiera sido usted». Se da la circunstancia de que la muerte del padre y el hermano fue, ni más ni menos, que hace veintiocho años.

Con la simple lectura de lo anterior, extraído del acta de la sesión del Ayuntamiento, debiera ser suficiente para que, de no dimitir por su propia voluntad, el alcalde sea cesado inmediatamente por los partidos que le apoyan, el PRC y el PSOE. Es más: el señor Guerra no debería seguir ni como concejal, ya que ha demostrado que carece del mínimo talante democrático exigible a quien representa de cualquier forma a los ciudadanos.

La primera reacción que leo del PRC, a través de Rafael de la Sierra, exigiendo a Guerra que retire todo lo dicho y pida excusas a la concejala, no es suficiente. Aunque lo haga y se excuse -cosa que, posiblemente, hará-, lo ocurrido ya consta en acta y demuestra quién es el señor Guerra. La gravedad de sus palabras y amenazas deberían bastar al PRC para expulsarle automáticamente del partido y para instar a los demás concejales del partido en el municipio a retirar su apoyo al alcalde. No actuar con contundencia ante hechos como éste puede sembrar la duda de qué es lo primero para el partido.

De todos modos, tampoco debe olvidarse la cuestión que originó la reacción, tan fuera de lugar y por la que parece que tendrá que responder ante los tribunales, del alcalde: los más de 21.000 euros pagados en pocos meses por un ayuntamiento pequeño como es el de Camaleño a un bufete de abogados en el que trabajan el yerno y la hija del alcalde. Con todos los despachos de abogados que hay en Cantabria, el alcalde de Camaleño no encontró otro para llevar los asuntos del municipio que el de sus familiares. Es necesario aclarar totalmente si la contratación se ha llevado a cabo como es debido y si las cantidades facturadas son las que corresponden a los trabajos realizados, pero está claro que Guerra se olvidó de aquello de "la mujer del César no sólo debe ser honrada sino también parecerlo". Si ya por ésto merecería, como mínimo, una reprobación, su contestación a la pregunta de la concejala debería llevarle, como queda dicho, a su jubilación de la política. Esperemos que así sea.

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