Luis de Trelles, fundador de la ANE

 

Don Luis de Trelles y Noguerol: político, abogado, periodista, fundador de la Adoración Nocturna en España y, actualmente, en proceso de beatificación.

Luis de Trelles y Noguerol, nació en Viveiro (Lugo), el 20 de agosto de 1819. Falleció en Zamora el 1 de julio de 1891, donde le sorprendió una grave enfermedad cuando visitaba las Secciones de la Adoración. Sus restos descansan en la Catedral de esta ciudad.

Fue un hombre de temperamento muy activo, de indudable inteligencia y erudición. Cursó estudios en el Seminario de Mondoñero y Leyes en Santiago de Compostela. Ejerció la abogacía en Viveiro, La Coruña y Madrid. Desempeñó importantes cargos en la jurisdicción militar como Auditor. Escribió en diversos periódicos y revistas. Fue Diputado en el Congreso. En 1863 contrajo matrimonio en Madrid del que nacieron tres hijos.

En 1862 conoce en París la Adoración Nocturna, adorando de noche por primera vez el Santísimo Sacramento. Es considerado Apóstol de la Eucaristía en el S.XIX por sus Obras Eucarísticas y su gran actividad en impulsarlas y fundarlas: en 1858 las Conferencias de S. Vicente de Paul, en Viveiro; en 1868 el Culto Continuo a Jesús Sacramentado; en 1870 La Lámpara del Santuario, revista mensual, de la que fue su propietario, director y casi único redactor (1870-1891); en 1877 la Adoración Nocturna en España, que extendió a todo el país en más de 50 Secciones; en 1881 las Camareras de Jesús Sacramentado.

Se distinguió como hombre de generosidad ejemplar por su entrega al prójimo, principalmente en la III Guerra Carlista, creando una comisión para los canjes de prisioneros y fue nombrado Comisario General de Canjes (1873-76), consiguiendo librar de la muerte o del cautiverio a más de 20.000 prisioneros. Con ello se adelantó al Derecho Humanitario Internacional en más de 50 años.

En ese enlace, Fundación Trelles, todo sobre su vida y obra. También en este vídeo:

Presentación sobre la vida de Luis de Trelles.

Último escrito de don Luis de Trelles:

"En la adoración a Jesús Sacramentado respondemos así los adoradores con los ejercicios de la noche, el propósito de la adoración perpetua por los hombres, al Divino Sacramento, puesto que perpetuamente permanece el Señor en adoración, viviendo siempre en la Eucaristía para interceder por nosotros, como dice San Pablo en su Epístola a los Romanos".

"El fin directo de tal adoración es, y no puede ser otro, que la mayor gloria de Dios, que consiste en hacer bien a su hermano y coadyuvar a los propósitos de la Santa Iglesia esposa de Cristo, en la conversión de los pecadores, agonizantes y atribulados, en impetrar la libertad y prosperidad de la misma Iglesia Católica militante y purgante y el bien del Estado".

"Por este medio, y con la menor interrupción posible, se puede lograr el constante culto al Señor Sacramentado de parte de la humanidad en justa reciprocidad a la constante vida y oración de Cristo por nosotros, bajo el velo de las especies, devolviendo al Señor, como lo permita la humana miseria, amor por amor, intención por intención y actos por actos, siquiera con la desigualdad que la flaqueza del hombre puede permitirnos al valor en cambio, que ofrecemos a Dios...

"La imperfección de nuestros actos en esta vida es hija de nuestra indigencia, de la tibieza de la fe, de lo alejados que vivimos de lo que llamamos en idioma ascético, presencia de Dios, y de las vicisitudes que en el destierro sufre por nuestras faltas de correspondencia a la Gracia Divina. Pero en el propósito, nunca revocado del hombre del espíritu, podemos permanecer constantemente unidos a Dios, siempre perseverantes en alumbrar al espíritu humano a proporción de su correspondencia y gratitud a los llamamientos de la gracia previniente".

"De tales indicaciones, se deduce que la adoración nocturna al Huésped del Tabernáculo, engranándose y enlazándose a la diurna, accede al espíritu de la Iglesia, realiza sus propósitos, y eslabona por el anillo de la oración la tierra con el Cielo, y la vida humana en el destierro con la vida Beatífica en la Patria, anticipando a los que adoran la Bienaventuranza y dejándonos vislumbrar en el tiempo, una aurora del día dichoso de la Eternidad Venturosa".

"Infiérase también que aparte la Comunión Sacramental que de la unión recíproca del Dios-hombre con el hombre, unión real y sacramental, no puede haber ocupación mejor ni que más bien responda a la vocación cristiana, que la de adorar a Dios-Eucaristía de día y de noche, en ésta con ventaja, si cabe, por la excelencia, secreto y humildad con que se practica el ejercicio, y hasta por el pequeño recuerdo de los que en el recogimiento y silencio de la vigilia, y con sacrificio del reposo, realizan el consejo de Profeta-rey que dijo: 'durante la noche levantad al Señor vuestras manos en el templo y bendecid al Señor".

"Por otra parte, Jesús nuestro Redentor, en su vida mortal, nos legó su ejemplo, pues el evangelio nos asegura que pasaba las noches en oración".

"De tan claras indicaciones y autoridades se sigue que, mediante la pre-excelencia de la adoración nocturna al Señor Sacramentado, conviene que los ejercicios de las vigilias nocturnas sean adecuados a la misión del adorador para valorar el pequeño sacrificio del sueño, para ser más útil a la Iglesia y a sus hermanos, y para velar por los que duermen y, tal vez, en las sombras de la muerte natural o en la muerte del pecado...".

"Aconsejan las circunstancias de la vigilia de adoración, concentrarse más el que la práctica, tratar de aproximarse más a Dios, recabar de Él mayores beneficios, y convertir al fin sus desvelos en un oficio de inmolación, expiación y desagravio, que cuadre mejor al favor de la singular vocación y a las necesidades de la hora, por las que no puede impetrar el cristiano dormido y reposado tal vez en pecado en momentos próximos al día de la eternidad...".

"Se nota, por otra parte, que este período de tiempo es el que más se presta al ejercicio de la oración, a las lágrimas de la contrición y a los actos de inmolación de que los santos y el Santo de los Santos, nos dejaron hermosos ejemplos a seguir. Además, como Dios se vale del apartamiento y del silencio para hablar a las almas, aunque su voluntad y su bondad de salvarnos sea constante y de todo tiempo y lugar, acomodándose a nuestras condiciones, parece que en el silencio de la vigilia, llama más a Sí al hombre, mayormente a quien comienza por atraerle para conversar con Él por el sacrificio del descanso natural, ya que siempre responde al sacrificio por un aumento de gracia y de atracción...".

Una breve reseña sobre Luis de Trelles: en el VÍDEO.

Oración para la devoción privada.

Enlaces relacionados