El martirio, ayer y hoy

 

El próximo 1 de noviembre de 2014 habrá un nuevo adorador beato. Será beatificado en Vitoria el arquitecto, sacerdote, catequista, impulsor de la Adoración Nocturna, de la enseñanza para los jóvenes y mártir, Pedro de Asúa y Mendía en una ceremonia que estará presidida por el cardenal italiano Ángelo Amato.

Este mártir será beatificado en un momento en que, un día sí y otro también, se habla de los cristianos perseguidos y asesinados en distintos lugares del mundo, especialmente de África y Asia, simplemente por el hecho de serlo.

El martirio sigue siendo hoy una realidad. A cientos de miles de cristianos no se les respetan sus derechos fundamentales o sufren violencia y ataques, incluida la muerte. Por ejemplo, en el momento de escribir estas líneas, Mosul y otras ciudades iraquís se quedan sin cristianos porque allí sólo les han dado cuatro opciones: convertirse al Islam, pagar un impuesto de protección, abandonar la ciudad con lo puesto o morir. Los militares islamistas han marcado las puertas de sus casas con la N de nazarenos para facilitar su localización, maltrato y rechazo. Es sólo un ejemplo. Hay muchos más. Algunos con nombre propio, que con sólo mencionarlos ya recordamos su historia, como Asia Bibi en Pakistán o la más reciente de Meriam Ibrahim en Sudán. También hay persecución elegante, de guante blanco, como dice el Papa, pero que "también esa es una persecución".

El hecho es que hay hoy más cristianos perseguidos que en los primeros siglos. Estiman fuentes solventes que el 80% de las personas perseguidas en el mundo son cristianas. Los cristianos sufren algún tipo de acoso en 133 países, que representan las 2/3 partes de los países del mundo, acoso que va desde formas más tenues a otras muy fuertes.

Sabemos, somos conscientes, de que ser mártir, lo mismo que ser santo, no se improvisa. Como alguien escribió "la santidad consiste en hacer lo que Dios quiere y en querer lo que Dios hace". Pero… qué difícil es eso. Sin embargo, ¿qué tiene nuestra fe que hace posible que miles de personas sean perseguidas y/o hayan derramado y derramen su sangre por el Señor y, además, perdonando a sus asesinos?

"Pasarán los años y en el correr del tiempo queda a flote y permanece la heroicidad en la fidelidad a Dios y en el amor al prójimo. Lo demás: lugares, tiempos, lenguas que denunciaron, manos que arrastraron, dedos que dieron el tiro de gracia… todo son detalles o episodios sin trascendencia ni valor" escribió el Obispo Marcelino Olaechea. "Probablemente a nosotros no se nos pedirá el martirio, pero Jesús nos pide la fidelidad en las cosas pequeñas, el recogimiento interior, la participación interior, nuestra fe y el esfuerzo de mantener presente este tesoro en la vida de cada día. Nos pide la fidelidad en las tareas diarias, el testimonio de su amor, frecuentado la Iglesia por convicción interior y por la alegría de su presencia. Así podemos dar a conocer también a nuestros amigos que Jesús vive". Es decir, tenemos que ser testigos coherentes. ¿Cómo lo ves? ¿Imposible? El papa Francisco y san Pío de Pietrelcina, respectivamente, nos dan unas pistas y reflexiones que quizás pueden ayudarnos: "¿Qué puedo hacer yo que me siento débil, frágil, pecador? Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios. Cada cristiano está llamado a la santidad y la santidad no consiste ante todo en hacer cosas extraordinarias, sino en dejar actuar a Dios. Es el encuentro de nuestra debilidad con la fuerza de su gracia, es tener confianza en su acción lo que nos permite vivir en la caridad, hacer todo con alegría y humildad, para la gloria de Dios y en el servicio al prójimo". Para ello nos ayudará sin duda la oración porque "La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios sino con tu corazón. En realidad en algunas ocasiones debes hacerlo sólo con el corazón…".

Por de pronto, los adoradores tendremos otro intercesor en el cielo desde el 1 de noviembre para ayudarnos a ser testigos y adoradores coherentes del evangelio.

Nota: Tomado del boletín de la Adoración Nocturna de septiembre-octubre 2014 de Santander.

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