Vigilia de la A.N.E.
PRESENTACIÓN de adoradores: Marianas


De rodillas

Nos presentamos ante Ti, Señor, en esta noche, de la mano de María, Madre y Señora nuestra, como adoradores de tu presencia real en la Eucaristía.

Queremos orar con Ella, y que Ella interceda por nosotros, como un día oró con los apóstoles en el Cenáculo esperando la llegada del Espíritu.

Queremos peregrinar con Ella, en toda nuestra vida y en todo nuestro caminar en la fe, ya que su peregrinación de fe preside y es modelo de peregrinar de toda la Iglesia.

Queremos aprender la lección que Ella diera a los sirvientes de Caná de Galilea "Haced lo que Él os diga".

Aleccionados por Ella y con su ayuda maternal, queremos plasmar, en nuestra vida ordinaria, todo cuanto el Señor nos diga en las noches de vigilia.

Que Ella presente ante Ti nuestras oraciones y que con su ayuda hagamos realidad tus llamadas y nuestros propósitos de esta noche, en que nos admites a adorarte, oculto en el Sacramento, como Ella te adoró tantas veces en Belén y en Nazaret, oculto bajo las apariencias de un niño..

 


OTRAS:

Asunción de la Virgen

De rodillas

Nos presentamos ante Ti, Señor, en esta noche, de la mano de María, Madre y Señora nuestra, como adoradores de tu presencia real en la Eucaristía.

Queremos orar con Ella y que Ella interceda por nosotros, como un día oró con los apóstoles en el Cenáculo esperando la llegada del Espíritu.

Queremos peregrinar con Ella, en toda nuestra vida y en todo nuestro caminar en la fe, ya que su peregrinación de fe preside y es modelo de peregrinar de toda la Iglesia.

Queremos aprender la lección que Ella diera a los sirvientes de Caná de Galilea "Haced lo que Él os diga".

Aleccionados por Ella y con su ayuda maternal, queremos plasmar, en nuestra vida ordinaria, todo cuanto el Señor nos diga en las noches de vigilia.

Que Ella presente ante Ti nuestras oraciones y que con su ayuda hagamos realidad tus llamadas y nuestros propósitos de esta noche, en que nos admites a adorarte, oculto en el Sacramento, como Ella te adoró tantas veces en Belén y en Nazaret, oculto bajo las apariencias de un niño.

Inmaculada Concepción

De rodillas

Señor nuestro Jesucristo:

Ante Ti hermano mayor nuestro y ejemplo vivo, estamos tus adoradores/as. Te ofrecemos nuestro fraternal afecto.

Ayúdanos, Jesús, a romper con todo aquello que desagrada a Dios Padre y a María. Enséñanos a ser, como Ella, custodia virginal y limpia para llevarte en nuestro corazón y adorarte permanentemente.

Permítenos, hermano Jesús, dirigirnos a tu Madre y Madre nuestra, pues sabemos que por su intercesión podemos llegar a ti, e igualmente por ti, al Padre.

Jesús Sacramentado, haznos sencillos y sinceros, como Tú lo fuiste. Haz que sepamos llevar, con dignidad de adoradores/as, la cruz que tú llevaste. Nosotros queremos ofrecerte, la ilusión de sentirnos verdaderos y firmes hermanos tuyos.

Escucha y ten presente: nuestras necesidades, las de la Iglesia y la Humanidad entera; bendice a los hombres todos, a los que descansan y a los que trabajan, a los que velan, a los cercanos y a los alejados, a los creyentes y a los incrédulos, a los que te buscan, a los que no han oído hablar de Ti.

Envíanos, Señor, tu auxilio para que, avivando nuestra fe y encendiendo nuestros corazones, te adoremos, unidos, esta noche, con más fervor que nunca.

Que con María, tu Madre y Madre nuestra sepamos adorarte y alabarte continuamente; y darte gracias porque nos has salvado. Y porque aceptas nuestra ayuda, unidos a Ti para salvar al mundo. Finalmente porque permaneces cercano, entre nosotros, como paga y señal de salvación. Amén.


La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia.


La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).

El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.