Vigilia de la A.N.E.
PRESENTACIÓN de adoradores


Señor nuestro Jesucristo

(Navidad, pág. 328 del Manual)
De rodillas

Señor nuestro Jesucristo:

Mientras la Iglesia conmemora con la alegría de siempre el recuerdo aniversario de tu nacimiento y manifestación al mundo, la Adoración Nocturna vela en tu presencia como José y María junto a tu cuna.

La negativa a hospedar a María y a José privó a los habitantes de Belén del honor de que hubiera nacido en su casa. No sabían que en el seno de María ibas tú, próximo a nacer.

Nosotros te invitamos a nacer en cada uno de nosotros, como quería san Pablo, y prometemos abrir nuestros corazones para hospedar a todos los hombres necesitados como si fueras tú mismo. Sabemos que en cada uno de ellos estás tú y que das como hecho a ti lo que hiciéramos por ellos.

Esta noche te presentamos el recibimiento cálido y cordial de María y José, la adoración humilde y alborozada de los pastores y la ofrenda generosa de los Magos.

Unimos nuestra alabanza al cántico de los ángeles en la Nochebuena. Desde aquella fecha feliz que conmemoramos, los hombres podemos dar gloria a Dios en las alturas, porque por ti, contigo y en ti, que eres nuestra cabeza, llega a Dios Padre todopoderoso en unión del Espíritu Santo todo honor y toda gloria.

Te pedimos para nosotros, nuestros familiares y amigos, nuestra patria, la Iglesia y el mundo entero, la paz que trajiste a los hombres que ama el Señor.

Escucha nuestras preces.

Con nosotros oran también la Virgen Santa María, Madre de la Iglesia y madre nuestra, su esposo san José, san Pascual Bailón, san N. (el titular de nuestro turno), todos los ángeles y los adoradores que nos han precedido y están contigo en el cielo. Por la intercesión y la fe de tu Iglesia, nos dirigimos a ti, Jesucristo Señor nuestro, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 



La Vigilia de la Adoración Nocturna es esencialmente una Vigilia de oración y adoración centrada en la Eucaristía, en nombre de toda la Iglesia. Nunca podrán faltar en nuestras vigilias: la oración personal y la oración litúrgica comunitaria que nos vincula a la Iglesia.


La Liturgia de las Horas es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece a Dios. Se llama de las horas porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres (Laudes al comenzar el día; Vísperas al caer la tarde, Completas al acostarse...).

El Oficio de Lectura, desde los primeros siglos de la Iglesia, era la oración nocturna de los monjes mientras los hombres descansan; la alabanza y la oración del Señor no debe interrumpirse ni durante la noche.