Adviento
del Manual A.N.E.


Esquemas completos para tiempos litúrgicos:
Oficio del Tiempo de Adviento que corresponde al lunes de la II Semana con lecturas del día 21 de diciembre.

I Vísperas

INVOCACIÓN INICIAL

De pie

Presidente:

Dios mío, ven en mi auxilio.

Todos:

Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).

HIMNO

Ven, ven, Señor, no tardes.
Ven, ven, que te esperamos.
Ven, ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Envuelto en sombría noche,
el mundo, sin paz, no ve;
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas tú. Amén.

SALMODIA

Sentados

Antífona 1

Todos:

Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.

Salmo 44

LAS NUPCIAS DEL REY

Recitado a dos coros

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. (todos):

Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.

Breve pausa

Antífona 2

Ant. (Todos):

Llega el esposo, salid a recibidlo.

SALMO

II

Recitado a dos coros

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

"A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra".

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Llega el esposo, salid a recibidlo.

Breve pausa

Antífona 3

Todos:

Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Cántico    Ef 1, 3-10

EL DIOS SALVADOR

Recitado a dos coros

Bendito sea Dios,
padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Cuando llegó el momento culminante, Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Breve pausa

Si el rezo de Vísperas se une a la celebración de la Eucaristía, después del Cántico, se comienza la Liturgia de la Palabra de la Misa con el Gloria (o si no hay Gloria, con la oración Colecta) suprimiendo todo lo demás de las Vísperas excepto el Magníficat que se canta después de la Comunión. Si las Vísperas no están incorporadas a la Misa, se continúa de la manera siguiente:

LECTURA BREVE 1 Co 4,5

El lector proclama la lectura desde el lugar donde habitualmente se proclama la Palabra en la Misa.

Lector:

¡No juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

Se hace una breve pausa para reflexionar.

RESPONSORIO BREVE

Salmista:

Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

Todos:

Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

Salmista:

Que brille tu rostro y nos salve.

Todos:

Señor Dios de los ejércitos.

Salmista:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Todos:

Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona
Es conveniente recitar la Antífona propia del día, que pude buscarse en la Litúrgia de las Horas; si esto no fuera posible se dice:

Todos:

Oh sol que naces en lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Magníficat    Lc 1, 46-55

ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Recitado a dos coros o conjuntamente por todos

De pie. Todos. + Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Todos:

Oh sol que naces en lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Breve pausa

PRECES

Presidente:

Roguemos, amados hermanos, a Jesucristo, que nos salvó de la tiniebla de nuestros pecados, y con humildad invoquémosle, diciendo: Ven, Señor Jesús.

Todos:

Ven, Señor Jesús

Esta respuesta puede repetirse después de cada una de las peticiones, o bien usar como respuesta la segunda parte de la petición.

Congrega, Señor, a todos los pueblos de la tierra
- y establece con todos la alianza eterna.

Cordero de Dios, que viniste para quitar el pecado del mundo,
- purifícanos de nuestras faltas y pecados.

Tú que viniste a salvar lo que se había perdido,
- ven de nuevo para que no perezcan los que salvaste.

Cuando vengas, danos parte en tu gozo eterno,
- pues ya desde ahora en ti hemos puesto nuestra fe.

Tú que has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos,
- recibe, entre tus elegidos, a nuestros hermanos difuntos.

Todos:

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, alegre por la venida de tu Hijo en carne mortal, y haz que cuando vuelva en su gloria, al final de los tiempos, podamos alegrarnos de escuchar de sus labios la invitación a poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

Cuando preside la celebración el Obispo, un presbítero o diácono

Presidente:

El Señor esté con vosotros.

Todos:

Y con tu espíritu.

Presidente:

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros.

Todos:
Amén.

Si dirige la oración un laico

Presidente:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos:

Amén.

Terminadas las Vísperas, se celebra la Eucaristía; después de la Comunión, el sacerdote expone el Santísimo; terminada la oración de después de la Comunión, se inciensa el sacramento en la forma acostumbrada. Si las Vísperas se han unido a la Misa, después de la Comunión, el sacerdote expone el Santísimo; luego se dice el Magníficat con su Antífona. Durante el Magníficat, el sacerdote inciensa el Sacramento, el altar y la asamblea. A continuación, dice la oración de después de la Comunión.
Ante el Santísimo expuesto, los adoradores oran un rato en silencio. Luego se recita la presentación de adoradores y, después, de un espacio de adoración en común, se inicia la vigilia nocturna de la Liturgia de las Horas.
Concluido el Invitatorio y antes de comenzar el Himno se retiran todos los adoradores, excepto los que han de hacer el primer turno. A lo largo de la noche, cada nuevo turno hará la vigilia nocturna de la Liturgia de las Horas seguida de media hora de silencio para la oración personal.