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LA BIEN APARECIDA, PATRONA DE LA REGIÓN

Patrona de la región desde 1905 como resultado de una devoción que cuenta con más de tres siglos de existencia.

El santuario fue edificado sobre la arruinada ermita de S. Marcos, hasta unos de cuyos ventanucos, unas luces extrañas condujeron en 1605 a unos pastores que encontraron allí la imagen.

BienaparecidaSe cuenta como en un principio se pensó en trasladar la imagen a la parroquia de Marrón, pero una tormenta desencadenada decide que se quede en el collado de Somahoz, donde se construye una pequeña capilla.

El santuario se construye en 1614, le destruye un rayo, en 1697 otro rayo destruye el templo. Se construye otro que se termina en 1722 con limosnas, enajenación de alhajas del templo... y en 1744 están terminados los 7 retablos del templo. Cabe destacar los cinco retablos de estilo barroco-churrigueresco, verdadera filigrana de labrado, con sus tallas policromadas de tamaño natural, llenas de expresión y belleza. Son obra de la escuela de artistas trasmeranos, famosa en el s. XVIII. De ellos se conservan tres, habiendo sido trasladado uno de los restantes a la Catedral de Santander en 1955; el otro le comieron las termitas.

La imagen debe su nombre a un antiguo litigio entre los habitantes de Hoz de Marrón y los de Ampuero que creían ver la imagen de su patrona que había sido robada (al final fue devuelta por un vecino que la había retirado para repararla), y los habitantes de Hoz decían que la suya era "la aparecida y bien aparecida".

Cuenta con numerosos milagros a favor de navegantes en fuertes temporales, a enfermos... por lo que siempre fue muy venerada.

Hubo un periodo de tal auge en la devoción a la Bien Aparecida que en 1752 se fundó en Madrid una congregación de montañeses en Madrid y Benedicto XIV concedió indulgencias a los cofrades, llegando en 1758 a pertenecer a ella el rey Fernando VI, y después Carlos III. En 1744 había más de 400 cofrades montañeses en la capital que veneraban a la Bien Aparecida en una reproducción existente en San Felipe el Real.

La talla mide incluido el pedestal 21,6 cm., seguramente la menor de cuantas existen en la geografia española. Las fracciones del rostro y de la cabellera tienen un delicado barniz. Su parte delantera está estofada y la trasera es plana. Tiene el manto ligeramente recogido en la mano derecha. El vestido es dorado con los pliegues en azul. Los vestidos del Niño son de color mate.

Se desconoce su origen pero no es anterior al s. XV. Es de estilo hispano-flamenco. Pertenece a un grupo de pequeñas virgenes, algunas de las cuales fueron a América, concretamente a Méjico.

El santuario está al cuidado de los Padres Trinitarios desde 1908, salvo durante el periodo de la guerra civil.

En 1955 fue coronada por el entonces obispo, D. José Eguino y Trecu, con la presencia de todas las advocaciones marianas de la Diócesis.

Su fiesta se celebra con gran esplendor con celebraciones religiosas y romeria el 15 de septiembre.

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