En Torrelavega

 

Vuelvo mi vista atrás para contemplar aquella ciudad de Torrelavega, sus plazas, soportales y jardines y su nueva Iglesia con aires de catedral que los vecinos construyeron junto al pulso y al tesón de un párroco, don Ceferino Calderón Díaz. Aquella torre que como giralda apunta al cielo y sus arcos y vidrieras, "Nuestra Señora de la Asunción", inaugurada oficialmente cuatro años antes del nacimiento, una noche veraniega del 22 de julio de 1905, al frescor de una Vigilia de Espigas, de la sección adoradora de Torrelavega.

La causa de este nacimiento la tuvo un viajante de galletas de Rentería que al pasar por la ciudad, estando los sacerdotes y algunos feligreses reunidos, después del Rosario, preguntó por los días en que se celebraban las vigilias, contestándole que no existía tal movimiento.

La sección adoradora de Santander regaló la bandera y los adoradores vinieron desde la capital de Cantabria en trenes especiales. Cien años después de esa histórica noche fundacional junto al templo parroquial que alberga el santuario de la Patrona de la Ciudad y las piedras con que se edificó la torre medieval de los Garcilaso, señores de la Vega, torre que da nombre a la ciudad, junto a la mirada serena y coqueta de la Virgen Grande, se repetía la vigilia conmemorativa del sábado 23 de julio de 2005 en el templo de la Virgen Grande que durante 35 años ha albergado las noches de vigilia del turno denominado "San José" de la ANE. Los primeros 65 años, como queda anteriormente reflejado, se celebraron en el templo neogótico de La Asunción. Presidida la vigilia por nuestro obispo don José Vilaplana Blasco, las campanas anuncian a las 9 de la noche la invitación a participar en la Vigilia conmemorativa del centenario del nacimiento de la Adoración en la ciudad.

A las 9,30 de la noche, a la misma hora de hace cien años, comienza la Vigilia, y los abanderados concentrados en la cripta comienzan su marcha hacia la Iglesia donde serán acogidos por el Obispo, los adoradores y los fieles que van a participar de la misma, mientras el coro parroquial canta. Se dan cita a la vigilia solemne adoradores venidos de toda España: Palencia, San Sebastián, Vitoria, Alicante y Valencia etc. y en las primeras filas el Consejo Nacional y el Diocesano venidos a tal fin. Da comienzo la Vigilia con el rezo comunitario del Rosario, con unas meditaciones alusivas a cada misterio. Terminada la letanía comienza el oficio de lecturas del domingo XVII del Tiempo ordinario con el canto del himno del jubileo "Cristo ayer, Cristo hoy". Se proclama el Salmo 99 y se recibe con solemnidad la colocación en el presbiterio de la bandera de la sección de Torrelavega, cantándose con jubilo "Hoy Señor te damos gracias". Se recita a dos coros el Salmo 1, después el presidente local don J. Luis Barreda, acompañado de la vicepresidenta, Carmen Matas, y de la secretaria, Gala Fernández, entrega al señor Obispo el libro de actas de estos 100 años de existencia contenido en un CD, "tecnología moderna". El coro, mientras, interpretó "Alabaré". Se recita a dos coros el Salmo 2 y se entrega al señor Obispo en el presbiterio con un beso un tercer signo de la noche, las flores: las flores son frescas y nos recuerdan dar sabor de evangelio en nuestros ambientes. Se canta "Juntos como hermanos", se entona a dos coros el Salmo 3 con su antífona, se proclaman dos lecturas y se cantan canciones oportunas al contenido delas mismas.

El señor Obispo y los demás sacerdotes vuelven a la sacristía para revestirse para la celebración de la Eucaristía dominical.

Una vez terminada la Eucaristía, se expone el Santísimo Sacramento mientras se canta "Cantemos al Amor de los Amores". Se recitan ante Jesús sacramentado la oración de Presentación de Adoradores, una oración ya compuesta por nuestro Obispo el 6 de mayo de 2000 con ocasión del centenario de la sección de Santander, se reflexiona brevemente sobre dos temas eucarísticos, se alternan canciones adecuadas y se recitan salmos. Como en toda vigilia nocturna se recita a dos coros el "Te deum" (alabanza al Dios vivo de toda la creación). Cantado el "Pange lingua" e incensado el Santísimo da comienzo la procesión al templo de la Asunción como un encuentro con nuestros orígenes y un recuerdo hacia aquellos que nos precedieron. Se rezó una estación a Jesús sacramentado y se volvió en procesión nuevamente al templo parroquial de la Virgen Grande donde se cantó el "Tantum ergo", se recitaron las alabanzas a Jesús sacramentado y se impartió la bendición final y Reserva. Como despedida se entonó la Salve a la Virgen.

Dios bendiga a esta ciudad y sus gentes emprendedoras y trabajadoras y haga crecer en la cuenca del Besaya la semilla del Evangelio y el Espíritu del mandamiento nuevo del Amor y la Solidaridad y la práctica de las Bienaventuranzas.

D. José M. Díaz, director espiritual

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